domingo, 15 de marzo de 2009

10 razones para cuestionar (y repensar) la implicación extranjera

Antes del 11 de septiembre de 2001 Afganistán no existía en las agendas exteriores de los países del mundo.
Los atentados terroristas en Estados Unidos traumatizaron a una parte de la población mundial y aumentaron las percepciones de amenaza externa y la polarización entre Occidente y el mundo musulmán.
El 11 de septiembre proporcionó a Afganistán un enorme protagonismo. Aun así, la obsesión occidental en este país no se ha visto reflejada en una mejora de las condiciones de vida de la población local, y las tendencias hacen temer unas consecuencias tan desastrosas como las que sufrieron en las dos décadas previas a la intervención militar iniciada el 7 de octubre de 2001. Por eso, la pertinencia del despliegue de tropas internacionales en el país, en su formato actual, es cada día más cuestionada.
Desde el Centre d’Estudis per a la Pau J. M. Delàs, de Justícia i Pau, observamos esta situación con preocupación. Pensamos que la intención que existe tras esta intervención no es honesta y sincera, puesto que los discursos sobre todo lo referente a las operaciones militares extranjeras en general y la participación española en particular, no parecen coincidir con las realidades demostradas sobre el terreno. Es por eso que queremos presentar este informe en el que nos proponemos esquematizar 10 argumentos que nos hacen cuestionar la implicación extranjera en Afganistán. Estas dudas nos han hecho creer en la necesidad de la retirada de los soldados españoles y el replanteamiento de la política exterior española en Afganistán.
Esto significa rechazar la participación militarizada española y pedir un compromiso real del Gobierno español para colaborar con la población afgana a través de medios civiles y diplomáticos y de acuerdo con la especificidad e idiosincrasia de este país del Asia central.

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