miércoles, 24 de junio de 2009

Indígenas-América: "Cinco siglos en guerra… y sigue"

Los pueblos indígenas de América continúan viviendo en una guerra que ya lleva 517 años y buscan la toma del poder político para gobernarse y desplazar a los estados coloniales, dice el senador boliviano Lino Villca al explicar las protestas y violencia registradas en la selva amazónica de Perú.
En una entrevista concedida a IPS, Villca indica que la lucha organizada de los indígenas se ha reanudado en 1992, y considera que la resistencia a la explotación de recursos naturales de parte de nativos en Bagua, en la nororiental región peruana de Amazonia, es un renacer de los pueblos inspirados en el pensamiento del presidente de Bolivia, el indígena aymara Evo Morales. El senador Villca es un agricultor de coca de la región semitropical de los Yungas, en el norte del departamento de La Paz, y fue uno de los actores del proceso de formación del hoy gobernante Movimiento al Socialismo en función de la identidad cultural y las antiguas organizaciones pre-coloniales. Al igual que Morales, es de la etnia aymara. "No acepto y condeno la versión del estado peruano que quiere culpar de injerencia política al hermano Morales y de la muerte de 50 indígenas en la selva de ese país", indicó Villca en referencia a los choques en Bagua. Las autoridades dijeron que las víctimas fatales en ese lugar fueron 24 policías y 10 nativos, pero jefes comunitarios aseguran que fueron asesinados decenas de manifestantes.

toda la entrevista en este enlace: http://www.iarnoticias.com/2009/noticias/latinoamerica/0199_indigenas_america_24jun09.html
visitalo esta interesante y deja tu opinion.

domingo, 14 de junio de 2009

Los condenados del mercado y las claves del estallido social

La crisis financiera recesiva (que se expande por todo el planeta) ya derivó en "crisis social" por medio de tres actores centrales: La baja de la capacidad de consumo, el trabajo en negro y la desocupación, que afecta principalmente a los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad mundial.
Sorpresivamente, esta semana el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, advirtió que "hay un grave riesgo de crisis social" en el mundo.
Durante una entrevista con el diario español El País, Zoellick explicó: "Lo que empezó como una gran crisis financiera y se convirtió en una gran crisis económica, ahora está derivando en una gran crisis del desempleo. Si no tomamos medidas, hay riesgo de que llegue a ser una grave crisis humana y social, con implicaciones políticas muy importantes".
¿Pero de qué crisis social habla el presidente del BM? ¿De la crisis social de los países ricos o de la crisis social de los países pobres? ¿De la crisis social de los incluidos, o de la la crisis social de los excluidos?
Habitualmente los medios y analistas del sistema solo evalúan y proyectan la evolución de la crisis mundial en sus variables financiera y económica, sin ahondar ni precisar el desenlace que llega inevitablemente de la mano de los emergentes sociales del colapso que ya derivó de financiero en recesivo.
De la misma manera, a los especialistas del sistema sólo les preocupa el impacto de la crisis en el "mercado" y en las sociedades de los países centrales, pero nadie presta atención en el impacto (y en el desenlace) que finalmente va a tener el proceso recesivo con desocupación en las áreas subdesarrolladas y emergentes que cobijan a las poblaciones más pobres y desprotegidas del planeta.
De esta manera, y mientras (por medio de los despidos y el achicamiento de salarios) se incuba el desenlace social de la crisis a escala global, los gobiernos, los bancos centrales y los analistas solo hablan de los efectos económicos y sociales de la misma en los países centrales.


Los excluidos del mercado

Cuando se refieren a la "crisis social", los periodistas, intelectuales y analistas del sistema hablan en forma abstracta y genérica, sin precisar su impacto (discriminado por sector) en la pirámide social del sistema capitalista a escala global.
Así, por ejemplo, la prensa internacional en los últimos días expresa, con total impunidad (y sin contrainformación masiva) cómo la crisis está "afectando a los más ricos" cuya pirámide está encabezada por los súper millonarios del ranking de la revista Forbes.
Los medios y analistas del sistema (que informan a las sociedades a escala masiva) tienen centrada su "preocupación en las pérdidas de los grandes consorcios empresariales transnacionales, en la reducción de las grandes fortunas de los súper ricos y en la devaluación de los multimillonarios sueldos de los ejecutivos de las metrópolis de EEUU y Europa.
Casi no hay informes (y los que hay son manipulados y reducidos) de cómo la crisis de los países centrales ya impacta en las economías y en las sociedades de los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina, donde se concentra la mayoría del hambre y la pobreza a escala planetaria.
Los medios internacionales sionistas, que esconden sistemáticamente la relación simbiótica pobreza-riqueza (una es consecuencia de la otra) comentaban con "preocupación" como la crisis redujo el selecto club de súper millonarios del ranking Forbes que pasó de 1.125 miembros en 2008 a 793 en 2009.
Según Forbes, por la caída de los mercados y de la facturación empresarial, los hombres y mujeres más ricos del planeta (el vértice de la pirámide) manejan una fortuna de US$ 3 billones frente a los 4,4 billones del año anterior.
Cabe destacar que esa cifra (en manos de 700 personas) equivale casi al presupuesto anual de EEUU (la primera potencia económica mundial), al PBI completo de Alemania (la primera potencia económica de Europa), y a más de cien veces el PBI de Bolivia.
Reinvertidos en salarios equitativos y en producción distribuida socialmente, los US$ 3 billones (hoy en manos de solo 700 personas) serían decisivos para terminar con la pobreza, el hambre y la desocupación de más de 2.500 millones de personas concentradas en las áreas periféricas de Asia, África y América Latina.
Como contrapartida (y demostración de lo que produce el capitalismo), esas zonas marcadas por una altísima y creciente concentración de hambre y pobreza, figuran en las estadísticas económicas mundiales como las mayores generadoras de riqueza y rentabilidad empresarial capitalista de los últimos diez años.
Tanto el "milagro asiático" como el "milagro latinoamericano" (del crecimiento económico sin reparto social) se construyeron con mano de obra esclava y con salarios en negro. Esto lleva a que, al caerse el "modelo" por efecto de la crisis recesiva global, el grueso de la crisis social emergente con despidos laborales en masa se vuelque en esas regiones.
Pero de esta cuestión estratégica, vital para la comprensión de la crisis global y de su impacto social masivo en el planeta, la prensa internacional no se ocupa. Los medios locales e internacionales están ocupados en dilucidar como la crisis produce la disminución de las fortunas de los ricos y la pérdida de rentabilidad de las empresas.


La pirámide de la crisis


Si bien se estima que la presente crisis recesiva global va a arrojar (como consecuencia de los despidos y reducción de salarios) a más de 1000 millones de personas a la pobreza y a la marginalidad, la "gran preocupación" de los analistas y periodistas del sistema está centrada en las pérdidas empresariales y en los efectos de la crisis en los países centrales.
Y cuando se ocupan de los "efectos sociales" de la crisis, sólo toman como parámetro la reducción del consumo en los países centrales, a los que clasifican genéricamente como "sociedades", sin discriminar entre clases altas, medias o bajas que integran la pirámide social capitalista en EEUU, Europa y en las naciones "emergentes".
No dicen, por ejemplo, que la crisis más aguda del consumo y de la desocupación, tanto en EEUU como en Europa, la sufren los empleados y obreros de baja calificación que están conformando un peligroso bolsón masivo de protestas y conflictos sociales que hoy ya comenzaron por la periferia europea.
Mientras (tanto a nivel de los países centrales como subdesarrollados) las clases altas y medias altas proyectan la crisis como una "reducción del consumo" (principalmente suntuario), las clases bajas en el mundo subdesarrollado y emergente viven la crisis como perdida del trabajo y restricción del consumo básico para la supervivencia (principalmente alimentos y servicios esenciales).
Mientras un rico o acomodado reducen servidumbre, viajes turísticos o consumos superfluos, un clase baja o pobre reduce compras de alimentos y consumo necesario para sobrevivir.
En resumen, en la pirámide del colapso recesivo global, para un rico o un clase media alta la "crisis social" significa un "achicamiento del cinturón" (prescindir de productos suntuarios o de algún confort), mientras que para un clase baja significa quedar desocupado o perder capacidad de supervivencia a través de la reducción de su salario.


Las claves del estallido social


De manera tal, que en la crisis social se proyectan las mismas variables del resto de la economía capitalista: El peso de la crisis golpea con fuerza sobre la base del triángulo social más desposeído (obreros asalariados y pobres) mientras se atenúa en el medio y en el vértice (empresarios, ejecutivos y profesionales) , donde se concentra mayoría de la riqueza acumulada por la explotación capitalista.
La misma ecuación (de proyección y efecto disímil de la crisis social) se produce en la pirámide de países capitalistas, claramente dividida entre el vértice (las naciones centrales), el medio (las naciones "emergentes") y la base (las naciones "en desarrollo").
Esto es clave para entender, por ejemplo, porqué los efectos de la crisis social en Europa (las huelgas y revueltas sociales) ya comienzan a manifestarse por las naciones más vulnerables del Este (las ex repúblicas soviéticas) que mantienen una relación de dependencia estructural con las ricas economías centrales de las potencias del euro.
Los sujetos y actores de la crisis social, los motorizadores de las revueltas sociales (tanto en los países centrales como en las periferias de Asia, África y América Latina) van ser los millones de desocupados y expulsados del mercado del consumo que no van a tener medios de subsistencia para sus familias.
La maquinaria mediática, que habla de "crisis global" mezclando en una misma bolsa de "perjudicados" a las víctimas (los sectores más bajos de la pirámide) con los victimarios (los ricos del vértice de la pirámide), tiene como misión central ocultar lo que se avecina: Una rebelión mundial generalizada de los pobres contra los ricos.
Esa rebelión (como ya se está mostrando en Europa del Este) se va a expresar, a nivel de países, en una escalada indetenible de los conflictos sociales y sindicales en las periferias emergentes y subdesarrolladas, acompañados de un cuestionamiento creciente del centralismo explotador y proteccionista de las potencias regentes.
A nivel social, esos procesos de rebelión social van a ser protagonizados por dos actores centrales: Los pobres y desocupados expulsados del mercado del consumo.
No es el mercado (en sus distintas variantes macroeconómicas), sino que son los expulsados del mercado (los excluidos sociales) los que van a protagonizar el desenlace decisivo de la crisis global capitalista que se avecina.
Y hay una explicación lógica: La crisis financiera y la crisis recesiva, cuyo emergente inmediato es la quiebra y cierre de bancos y empresas, pueden ser reguladas y controladas por medio de la inyección de billonarios fondos por los gobiernos y los bancos centrales imperiales.
En cambio, para los efectos sociales de la crisis financiera recesiva (la desocupación y el achicamiento del consumo) no existe otro remedio que reocupar a la mano de obra expulsada si se quiere evitar el colapso social y las revueltas populares.
Y para un capitalismo en crisis, cuya lógica funcional pasa por expulsar trabajadores para mantener su tasa de rentabilidad, esa es una tarea imposible.
Por lo tanto, los conflictos sociales son inevitables como desenlace.


Por Manuel Freytas (*)manuelfreytas@iarnoticias.comIAR Noticias/

martes, 9 de junio de 2009

Cuba es mejor país que Estados Unidos

El informe evalúa niveles de democracia, inestabilidad política, corrupción pública, educación, bienestar material, criminalidad y respeto de los derechos humanos, entre otros indicadores, en 144 naciones
Las agencias internacionales de noticias han destacado esta semana la publicación, por tercer año consecutivo, del Índice Global de Paz (IGP). El informe fue presentado en Londres por el Instituto de Economía y Paz, y revela que la crisis económica capitalista mundial ha incrementado los conflictos violentos, la inestabilidad política y la violación de los derechos humanos en la mayoría de los países."Existe una correlación clara entre la crisis económica y el deterioro de la situación de paz", señaló Clyde McConaghy, del Instituto de Economía y Paz, al dar a conocer las cifras del estudio. Otras causas incluyen el recrudecimiento de conflictos violentos en algunos países y las consecuencias de la disparada del precio de alimentos y combustible en 2008 (Agencia IPS, 03-06-2009).El Índice Global de Paz 2009, que también se presentó este viernes 5 de junio en la sede de la ONU en Nueva York, evalúa 23 indicadores cualitativos y cuantitativos en 144 naciones, entre ellos: niveles de democracia, inestabilidad política, corrupción pública, educación, bienestar material, criminalidad y respeto de los derechos humanos.Los países considerados con más paz y estabilidad son: Nueva Zelanda, en el puesto Nº 1, seguido de Dinamarca, Noruega, Islandia (que el año 2008 ocupaba el primer lugar) y Austria.Los últimos del ranking son cuatro países muy relacionados con las políticas de Estados Unidos: Irak, en el lugar 144, Afganistán (143), Somalia (142) e Israel (141); antecedidos de Sudán (140). En el continente americano el primer lugar lo ocupa Chile y el último es Colombia.A pesar de que el IGP está orientado fundamentalmente a mostrar la relación entre la prosperidad económica y la paz, según parámetros políticos, culturales, sociales y económicos de la sociedad occidental representativa, el informe no puede ocultar el deterioro que sufre la mayoría de los países en medio de la actual crisis capitalista.Pero un dato que no mencionan los grandes medios de difusión de noticias es que, aún con algunos de esos indicadores sesgados y adoptados a conveniencia, el Índice Global de Paz 2009 evidencia que Cuba es mejor país que Estados Unidos. La isla caribeña ocupa el lugar 68, mientras que el gigante norteamericano se ubica en puesto 83 del ranking.Con todo y que en el estudio se incluyen criterios subjetivos como libertad de prensa, pluralismo político, bienestar económico, libertad del sector privado, importancia de la religión, respeto a los derechos humanos; Cuba supera claramente a Estados Unidos.Esta diferencia resulta más valiosa si observamos que en la evaluación participan destacadas organizaciones, analistas y personajes que nadie puede acusar de comunistas o socialistas, como Amnistía Internacional, la Universidad de Columbia, los empresarios de transnacionales Richard Branson, George Russell y Ted Turner (fundador de CNN). Y también el premio Nobel de la Paz, el Arzobispo Desmond Tutu; el dirigente religioso Dalai Lama; el ex presidente estadounidense Jimmy Carter y el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan.El informe muestra algunas cifras interesantes. Los indicadores “Participación política” y “Cultura política” es el doble de positivo para Estados Unidos respecto a Cuba, aunque en EEUU sólo participa en las elecciones 60% de los votantes -sin mencionar que nunca vota 25% de no inscritos-, mientras que en Cuba participa 96% de todos los electores, además de los debates y asambleas populares. En Cuba realizan elecciones al Parlamento Nacional cada cinco años y a los gobiernos locales cada 2 a 3 años, y se ejerce el derecho a votar desde los 16 años de edad, con ínfima abstención.Otro dato de participación política. El porcentaje de mujeres en el parlamento de EEUU es 17%; en Nueva Zelanda, país que ocupa el primer lugar del IGP, es 34%; en Cuba es 43%.La “Percepción de criminalidad en la sociedad” es un indicador que, extrañamente, es igual en Nueva Zelanda (país mejor ubicado), en EEUU y en Cuba. Es conocido que en EEUU la ola de crímenes es alarmante, no así en Nueva Zelanda y en Cuba. Sin embargo, el informe reconoce que el “Nivel de crímenes violentos” es mayor en Nueva Zelanda y en EEUU, que en Cuba.En “Respeto a los derechos humanos”, según el IGP, EEUU y Cuba están en el mismo rango. Es decir, que si alguien condena a Cuba en este aspecto también debería condenar a los Estados Unidos. Por supuesto, los criterios para definir tal respeto son muy distintos a la realidad.Como señalamos, Nueva Zelanda ocupa el lugar Nº 1 del estudio como mejor país, pero en personas alfabetizadas Cuba (99,8%) supera ligeramente sus indicadores y los de EEUU. También son mejores los indicadores de Cuba en mortalidad infantil, apenas 5,0 por 1.000 nacidos vivos; en desempleo (1,6%) y en el Coeficiente de Gini (30). En los tres países la expectativa de vida es muy similar: Nueva Zelanda 79,9 años; EEUU 77,8 años; y Cuba 78,0 años.Un dato más. La tasa de escolaridad primaria es 96,6% en Cuba y sólo 91,6% en Estados Unidos.Para toda consideración de este informe tan publicitado, es preciso saber que el Índice Global de Paz es calculado por una red mundial de analistas de países, ONG y personajes que realizan ese trabajo para el Instituto de Economía y Paz, un centro de estudio dedicado a examinar la relación entre el desarrollo económico, el sector privado y la paz.

sábado, 6 de junio de 2009

Masacre en la Amazonía

Represión policial termina en baño de sangre con un saldo de 40 muertos entre nativos, pobladores y policías. Pueblos de la selva se sublevan y gobierno decreta toque de queda.El nororiente peruano estuvo convulsionado todo el día de ayer luego que la policía antimotines desalojó a balazos a miles de nativos y pobladores de Bagua que permanecían en la carretera Fernando Belaunde Terry en señal de protesta por la terquedad del gobierno y sus aliados políticos, Unidad Nacional y el fujimorismo, de no derogar las leyes antiamazónicas.Por culpa de este desigual encuentro cayeron abatidos unos 15 nativos awajun y 11 pobladores bagüinos, 3 no

identificados y también 11 policías de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes). También, según informes de la zona, es posible que el número de muertos entre los awajun-wampis aumente.La violencia estalló en las ciudades de Jaén (Cajamarca), Bagua Grande y Bagua Chica (Amazonas), con enfrentamientos entre la policía y pobladores.Mientras tanto, en Tarapoto (San Martín), Yurimaguas (Loreto) y en Lima la población identificada con la lucha amazónica salió a las calles y carreteras a protestar y expresar su indignación.Pasadas las 8 de la noche llegaron a Lima los cuerpos de los 9 policías que murieron ayer, y el gobierno ordenó el toque de queda en las ciudades estremecidas por los acontecimientos de este inolvidable Día del Medioambiente.La masacreEn la zona conocida como “Curva del Diablo” comenzó, aproximadamente a las 5 de la madrugada de ayer, un operativo policial de desbloqueo, con el apoyo de helicópteros que lanzaron bombas lacrimógenas sobre los indígenas (unos 2,000) y pobladores de Bagua Grande y Bagua Chica solidarios con la protesta amazónica.Según Darío García Bustamante, uno de los heridos de este enfrentamiento, el primer encuentro contra la policía fue en el sector “Siempre Viva”, a pocos kilómetros de la “Curva del Diablo”, cuando efectivos de la Dinoes lanzaron bombas lacrimógenas contra los indígenas apostados en la carretera. Esto motivó la enérgica reacción de los aguarunas que provistos sólo de lanzas, piedras y palos trataban de ponerse a salvo entre la vegetación de la zona y algunos montículos de tierra.El operativo policial fue realizado por unos 600 policías armados de la Dinoes y de la Dirección Antidrogas (DINANDRO), que dispararon frontalmente al cuerpo de los manifestantes.Otro testigo, Alexander Sacay, brazo derecho de Santiago Mauig (representante notable del pueblo indígena), dijo que mientras eran bombardeados desde los helicópteros, algunos francotiradores (policías) les disparaban desde los techos de las casas y edificios. “En un momento, los ex combatientes del Cenepa trataron de impedir la masacre, pero también fueron repelidos por la policía a balazos, resultando heridos y auxiliados por los manifestantes, quienes trataron de ponerlos a buen recaudo en medio de la Plaza de Armas de Bagua y debajo de la tolva de un camión. Sin embargo, allí perecieron varios de los heridos, entre ellos, un rondero”, indicó Sacay.

martes, 2 de junio de 2009

La OEA, una creación neocolonial y sus complicidades impunes

Desde su creación en 1948, la Organización de Estados Americanos (OEA) es una institución ausente en la defensa de los derechos de los pueblos sometidos a estrategias de dominación a lo largo del siglo XX y fue cómplice de los sucesos más cruentos que dejaron miles de víctimas en el continente.
A lo largo de 60 años permaneció como una institución fantasma ante la tragedia latinoamericana cumpliendo el indigno papel de Ministerio de Colonias actuando bajo los mandatos de la virtual metrópoli colonial, que nos impuso la dependencia con violencias diversas.
Ahora atraviesa una de sus mayores crisis, que en realidad comenzó a profundizarse ante su total inoperancia en 1982, en la llamada Guerra del Atlántico Sur, la gota que desbordó el vaso después de no haber dado respuestas a las injusticias que vivió la región en los años 60-70.
En realidad desde su nacimiento, la OEA estaba marcada. Sus antecedentes fueron diseños de Washington como la Primera Conferencia Internacional Americana en 1890, la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, y su secretaría permanente; la Unión Panamericana de 1910, hasta la conformación del organismo actual en los días tumultuosos y trágicos que vivió Colombia, después del asesinato del líder popular y candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948.
Este asesinato fue una de las primeras actividades de la Central de Inteligencia (CIA)creada en 1947 en Washington, la misma que había enviado sus cuadros a la reunión de Bogotá, donde cancilleres de 21 países corridos por el miedo, acosados por una campaña de prensa feroz -porque el terrorismo mediático no es nuevo- terminaron firmando la Carta de la OEA que Estados Unidos necesitaba.
La muerte de Gaitán sirvió a Washington para imponer su agenda disfrazada en objetivos que nunca respetaría como fortalecer la paz, consolidar democracias, promover los derechos humanos, desarrollos sostenibles y desarrollo social y económico, entre otros buenos deseos que nunca se cumplieron.
Su creación obedeció a necesidades estratégicas de Estados Unidos como lo revelarían después diversos documentos desclasificados y recopilados por el abogado y escritor colombiano Apolinar Díaz Callejas en 1988.
La hegemonía estadounidense, quedó establecida en la política exterior de ese país después de la Segunda Guerra Mundial y esos trazados significaron el atrapamiento de América Latina en los juegos de un poder imperial que tempranamente había confesado que “América era para los americanos(norteamericanos)”.
En la IX Conferencia Panamericana en Bogotá, la delegación estadounidense estaba encabezada por el general George Marshall, secretario de Estado del gobierno de Harry Truman, quien traía dos planteos básicos de la “Guerra Fría”: la lucha contra el comunismo y la “seguridad continental” que se convertiría luego en Doctrina de Seguridad Nacional y contrainsurgencia en los años 60, Seguridad Hemisferica y Guerra infinita en los 2000.
No venían a unir a América sino a tomarse la región. Un año antes habían logrado imponer el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) o Tratado de Río, que sólo sirvió para amparar el intervencionismo y legitimar lo actuado por los gobiernos estadounidenses.
El trabajo de Marshall y sus equipos estaban destinados a acusar el asesinato de Gaitán al comunismo, a la Unión Soviética, a los que nunca hubiera interesado la desaparición del líder liberal de inspiración socialista.
Una serie de telegramas y cartas dirigidas por Marshall al presidente y sus colaboradores, rescatados en los documentos desclasificados por Díaz Callejas, dan cuenta del cuidadoso armado que se realizó en Colombia con la complicidad del presidente Mariano Ospina Pérez, los amigos de Estados Unidos y los medios.
La histeria anticomunista debía servir para vencer las resistencias de algunos de los 21 países asistentes, que las había. Incluso ante los acontecimientos se llegó a debatir la llegada de tropas de Estados Unidos y el jefe de la delegación de Venezuela, el ex presidente Rómulo Bentancourt, se plantó contra esa posibilidad y amenazó con retirarse de la reunión.
En realidad luego hubo trasiego silencioso de tropas del Comando Sur entonces establecido en Panamá y aviones militares llegaron hasta los aeropuertos colombianos, para “seguridad de los delegados”.
La serie de telegramas intercambiados por Marshall y su gobierno demuestran que, a pesar de la incredulidad de periodistas y medios de Estados Unidos sobre la versión de una conspiración comunista para asesinar a Gaitán, la delegación estadounidense encontró buen apoyo en medios colombianos relacionados con la embajada.
Acusaciones sin evidencia alguna, como reconocen funcionarios de Washington fueron, sin embargo publicadas en medios colombianos bajo control estadounidense.
La campaña sirvió para que Marshall y sus delegados convencieran a la mayoría de aprobar la resolución de la IX Conferencia Internacional Americana contra el comunismo con un objetivo básico en función de la “guerra fría”.
La declaración “para preservación y defensa de la democracia en América”, llamó a tomar medidas urgentes para evitar que “agentes lal servicio del comunismo internacional pretendan desvirtuar la auténtica y libre voluntad de los pueblos de este continente”.
Se destacaba la “naturaleza antidemocrática e intervencionista del comunismo internacional” y cualquier “totalitarismo incompatible con la concepción de la libertad” y por supuesto con los consabidos “postulados de la dignidad humana y la soberanía de las naciones” que precisamente Estados Unidos jamás respetó.
Cinco años después, en 1954 este país invadió Guatemala y se entendió por qué y para qué se habían firmado esos compromisos que servirían para respaldar la política intervencionista de Washington.
La imagen solitaria del canciller de Guatemala Guillermo Toriello en 1954 cuando denunció primero los planes de intervención de Estados Unidos sobre su país, luego la intervención misma y defendió los derechos de su pueblo, es hasta hoy un símbolo de la soledad en que la OEA dejó a América Latina.
¿Quién demanda a la OEA por los más de 200 mil muertos en Guatemala desde la invasión de 1954 hasta los años 90, entre ellos casi 90 mil desaparecidos?
¿Y las invasiones a Cuba en 1961, Santo Domingo 1965 y Haití y la siembra de dictadores en Centroamérica y toda la región?. ¿Responderá la OEA por las miles de víctimas en todos nuestros países y en Colombia que desde 1948 no tiene paz?
La OEA no estuvo para detener la mano de los mercenarios en Nicaragua, ni los invasores en Granada(1983) o Panamá (1989) ni actuó cuando la flota británica vino a retomar las Islas Malvinas, a tanta distancia de sus costas y reconocidamente argentinas.
En aquellos años de la Guerra Fría- que en realidad nunca acabó- Washington no podía permitir un cambio en las estructuras sicioecónomicas de la dependencia que implantó en el continente, desde la puesta en marcha de la doctrina Monroe en 1823. Esto abrió el camino del expansionismo del “destino manifiesto” y el apoderamiento de nuestros territorios. Luego fueron otros planes como la siembra de las dictaduras de la seguridad nacional.
En los años 90 fue la catástrofe del neoliberalismo globalizante y en los años 2000 se trazó un proyecto de recolonización encubierta, una invasión silenciosa, donde los militares-sus tropas- están agazapados, mientras abundantes funcionarios de inteligencia, espías y equipos de Baja Intensidad ofrecen ayudas, crean Organismos No Gubernamentales y Fundaciones de buenos nombres y malos antecedentes y objetivos.
En abril de 2002 un golpe cívico militar en Venezuela fue derrotado por el pueblo en las calles, pero los funcionarios de la OEA, ni siquiera hablaron de golpismo.
Como tampoco hicieron nada ante cada golpe en el siglo XX. En noviembre de 2005, en Mar del Plata Argentina, los países del Mercado Común del Sur sepultaron el sueño colonial del Area para el Libre Comercio de las Américas(ALCA), que en 1994 había propuesto el ex presidente William Clinton, como un proyecto recolonizador en tiempos del neoliberalismo rampante, que les aseguraba las reglas del juego necesarias. Entonces encargó a la alicaída OEA la organización y administración de estas reuniones. Duró once años el proyecto y de nuevo en 2005 la OEA quedó con las manos vacías.
Sin prestigio alguno, repudiada por los pueblos latinoamericanos, la OEA nació como un árbol torcido y torcida y denigrada está ahora en el siglo XXI intentando liderar países que ya no le obedecen. Otras instituciones propias regionales hicieron lo que se debía hacer y tienen ahora protagonismo real.
Los funcionarios burocráticos de la OEA tampoco llamaron golpe a lo sucedido en Bolivia en agosto-septiembre de 2008 y quedaron paralizados ante la masacre de Pando en septiembre de 2008, cuando las autoridades de ese departamento boliviano que participaban en el golpe contra el gobierno de Evo Morales, decidieron “escarmentar” a campesinos desarmados. Mataron despiadadamente a más de 20 personas, entre ellos niños, dejando heridos y torturados. Entonces emergió la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur)por decisión de varios gobiernos y envió una misión de alto nivel a investigar los hechos, abriendo el camino a la justicia. Como en mayo de 1980 había sucedido en el Río Sumpul frontera entre Honduras y El Salvador, donde el ejército hondureño dispuso la expulsión y entrega a su par salvadoreño de campesinos d eesta nacionalidad refugiados. En muy pocas horas el ejército salvadoreño, formado, financiado y asesorado por Estados Unidos, mató a más de 600 personas, en una cacería brutal. Todavía no hay justicia, pero la OEA tampoco estuvo.
Esta organización jamás paró la mano de un golpe duro o suave, ni intentó detener el genocidio del siglo XX y siempre brindó en la mesa de los dictadores y de los dueños del poder real.
En marzo de 2008, varios gobiernos latinoamericanos no obedecieron órdenes de Washington cuando sucedió el brutal bombardeo sobre un campamento de negociación por la paz, en Sucumbio, Ecuador, por parte del ejército colombiano, con apoyo de asesores de Estados Unidos e Israel. El objetivo de la OEA era imponer, durante la reunión convocada ante esos hechos, una claúsula que anulara las soberanías en función de la guerra infinita contra el terrorismo. No pasó y resultó en una de las grandes derrotas de la OEA en los últimos tiempos.
Ahora hay una verdadera rebelión de países latinoamericanos pidiendo que se levante la cláusula que se usó para expulsar a Cuba de la OEA y que ese país decida si quiere participar. Cuba está en el centro del debate en la próxima reunión en San Pedro Sula Honduras. Las posiciones por un cambio definido en la política de Estados Unidos hacia Cuba, ponen en una situación límite a la OEA. La voz del secretario general de ese organismo José Miguel Insulsa insinuando condiciones para que Cuba reingrese a la OEA apareció como una acción extemporánea y vacía.
El comandante Fidel Castro, en una de sus últimas reflexiones se pregunta si “debe existir la OEA”. Y en su respuesta recuerda los 60 años de infamias vividos por esa institución de los que Cuba no participó.
En realidad además de estas exigencias los países de América latina, demandan como un acto de mínima justicia, el levantamiento del bloqueo criminal contra el pueblo cubano, pero sin condiciones.
La OEA enfrenta su momento más grave. Si no cambia su estructura, si continúa siendo una creación colonial para solapar cuestiones coloniales y amparar las injusticias de una despiadada metrópoli imperial, los países de América Latina, no pueden seguir convalidando la farsa que tanto cuesta a pueblos desguarnecidos cuando aún la independencia verdadera se pelea en las calles y en los caminos de nuestra región.

Asume Mauricio Funes y rompe con un pasado de derecha

cuando los pueblos se deciden hacer el cambio lo logran, y asi lo demuestran nuestros hermanos del salvador.
El Salvador empieza a cambiar
En medio de una crisis global como ésta, iniciar un nuevo gobierno que representa una ruptura con la derecha histórica del país significa, por lo menos, entrar en la jaula del tigre que el presidente electo Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se ganó en la rifa electoral del 15 de marzo.
Por eso, “para poder sobrevivir en el primer año del nuevo gobierno –opinó Héctor Silva, ex alcalde de la capital durante dos períodos y que será uno de los artífices de la política social– tendremos que hacer como Barack Obama: aterrizar y echar a correr. Sabemos que no tendremos período de gracia, necesitamos presentarle al pueblo resultados en un año”.
Lo que sí va a tener Funes a sus 49 años y ocupando por primera vez desde hoy un puesto de elección popular, ya que saltó directamente del periodismo a la presidencia, es un enorme capital político.
“La última encuesta de aceptación le dio un porcentaje de 82 por ciento. Es un índice de popularidad muy poco común. No lo tuvo Obama, no lo ha tenido en los últimos años ningún gobernante latinoamericano. Si lo utiliza bien, lo va a poder invertir para que en el corto plazo la gente nos tenga paciencia y valore los pequeños pasos que demos”, agregó Silva.