martes, 21 de julio de 2009

Vidas paralelas: La pobreza mundial y las ganancias capitalistas

Para la prensa del sistema el aumento de la pobreza mundial y el aumento de la riqueza no son procesos inversamente proporcionales que se retroalimentan a nivel de causa y efecto. Pobreza que se expande a escala global, y riqueza (activos empresariales y fortunas personales) que se concentra en pocas manos no tienen nada que ver uno con el otro, van por vías separadas. Que las fortunas personales de los "más ricos" del ranking Forbes dupliquen el PBI mundial, no tiene nada que ver con la existencia de 3000 millones de personas (la mitad del planeta) que padecen "pobreza estructural", o de las 1000 millones que no cubren sus necesidades básicas de alimentación y supervivencia en el mundo. Los extremos nunca se tocan, el gran secreto para publicar informes sobre pobreza y riqueza sin que aparezcan las causas estructurales de la existencia de ricos y pobres.
Mientras el Departamento de Agricultura estadounidense (ERS) nos informa que más de 80 millones de personas se han convertido en población mundial en riesgo de falta de alimentos a lo largo del año pasado a consecuencia de la suba de los precios de la energía y de los alimentos, otra información consigna que la mayoría de los grandes bancos estadounidenses (Citigroup, Morgan Stanley, Bank of América, Goldamn Sach, JPMorgan Chase, etc) han cosechado ganancias siderales pese a la crisis económica recesiva que derrumba a la economía real.
Todas estas instituciones madres del sionismo financiero USA, reportaron ingresos exorbitantes en el segundo trimestre, y se configuraron como las "grandes ganadoras" entre los que hacen negocios con la crisis recesiva en la primera potencia imperial.
Por supuesto, que entre ambas noticias (el hambre mundial y las ganancias capitalistas) no se consigna (como detalle) que una porción significativa de los ingresos bancarios del segundo trimestre provienen de la especulación financiera con el petróleo y las materias primas en los "mercados a futuro" que vuelve a impactar como suba en el precio de los alimentos y de la energía mundial.
Según el informe oficial estadounidense, las perspectivas (del hambre mundial) son mucho peores si se aplican las predicciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que advierte que el número de personas en riesgo se incrementaría nada menos que en un 12 por ciento a lo largo de 2009: 97 millones de personas, siendo América Latina y el Caribe las regiones más afectadas, ya que diez millones de sus residentes pasarían a formar parte del grupo afectado por la inseguridad alimentaria.
Por supuesto que la "inseguridad alimentaria" nada tiene que ver con el mercado de commodities, donde, según estimaciones del Senado USA, en marzo de 2008 diariamente se especulaba con US$8.600 millones, y en un sólo día se especulaba tanto como en 20 días del 2003.
Sólo en febrero de 2008 se crearon 160 fondos de inversión a nivel mundial de commodities agrarios, que elevaron a niveles siderales la especulación en los "mercados de futuro" e hicieron estallar hacia arriba el precio de los alimentos esenciales para la supervivencia que ya le faltan a la mitad de la población humana del planeta.
De acuerdo con el informe del Departamento de Agricultura estadounidense, el caso del África subsahariana es especialmente grave. Contiene al 25 por ciento de la población total de los 70 países estudiados, pero más de la mitad del total de la población en riesgo alimentario. Además, la región depende cada vez más de la importaciones de cereal. A finales de los 80 pedían un 10 por ciento, ahora solicitan un 20 por ciento. "Por lo tanto, cuando suben los precios internacionales de los cereales, la capacidad para importar alimentos suele descender, dada la limitada capacidad financiera de la región", según explica el estudio.
Como es de uso, la misma prensa imperial que difunde el informe pasa por alto el detalle de que el precio internacional de los alimentos está determinado por los megaconsorcios capitalistas que controlan la producción, la comercialización y los mercados mundiales de los alimentos.
Fuera de la órbita del control estatal de los gobiernos, los recursos esenciales para la supervivencia quedan supeditados a la lógica de rentabilidad capitalista de un puñado de corporaciones trasnacionales (con capacidad informática, financiera y tecnológica) que los controlan a nivel global, y con protección militar-nuclear de EEUU y las superpotencias.

En ese escenario, la producción y comercialización mundial de petróleo y alimentos no está supeditada a la lógica del "bien social", sino a la más cruda lógica de la rentabilidad capitalista.
Según la FAO, diez corporaciones trasnacionales controlan actualmente el 80% del comercio mundial de los alimentos básicos, y similar número de mega empresas controlan el mercado internacional del petróleo, de cuyo impulso especulativo se nutre el proceso inflacionario causal de la hambruna que ya se extiende por todo el planeta.
Entre los primeros pulpos trasnacionales de la alimentación, se encuentran la empresa suiza Nestlé SA., la francesa Groupe Danone SA. y la Monsanto Co., que lideran mundialmente la comercialización de alimentos y que, además de controlar la comercialización y las fuentes de producción, poseen todos los derechos a escala global sobre semillas e insumos agrícolas.
Estas trasnacionales, que hegemonizan su rubro a escala mundial, son las principales beneficiarias del aumento del precio y de la demanda global de petróleo, alimentos y granos en momentos en los que los suministros apenas satisfacen la demanda.
Detrás de este fabuloso negocio con los recursos esenciales para la supervivencia humana, se encuentran los principales bancos y grupos financieros de Wall Street, que juegan un rol determinante en la especulación en los mercados energéticos y de materias primas que impulsan la actual escalada de los precios.
De esta manera, los pulpos petroleros y alimentarios, tercerizados por la especulación financiera, fijan las reglas de juego y el funcionamiento de los mercados de la energía y el petróleo, que, junto con el agua (también controlada por la trasnacionales) conforman los recursos esenciales para la supervivencia de la humanidad.
En consecuencia, la suba de precios es el producto del comercio capitalista monopólico y de la acción especulativa en los principales mercados de materias primas, entre cuyas herramientas financieras se encuentra el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.
Según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y de las materias primas alimentarias tiene como causal a la especulación en futuros no regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.
En este tercer frente del negocio agro-energético financiero (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.
En este escenario, los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo, sino básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los mercados financieros agro-energéticos.
De manera tal, que cuando los analistas le echan exclusivamente la culpa del alza de los precios a la reducción de la producción y de la oferta están escondiendo la especulación financiera como principal causal de la escalada alimentaria y petrolera.
En consecuencia, ningún informe oficial "suelto" sobre el crecimiento de la pobreza y el hambre mundial, destaca que el proceso del alza de los precios y la especulación financiera con el petróleo y los alimentos (la causa de la suba de los alimentos) causan inflación mundial y hambruna generalizada en los países más pobres de la tierra, y sobrepasan las capacidades de los gobiernos que dejan el control de sus recursos esenciales en manos de las corporaciones multinacionales.
Dentro del modelo de economía globalizada de enclave, las corporaciones petroleras, alimentarias y del agua, controlan (a través de la privatización de la actividad económica) todo el proceso de extracción, producción y comercialización local e internacional .
En resumen, controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su condición de "bien social", el petróleo y los alimentos se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación en el mercado, convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales que ya empiezan a desarrollarse por todo el planeta.
De esta manera, la comercialización internacional de los recursos esenciales para la supervivencia no se hace atendiendo a las necesidades de las comunidades desde donde se extraen, sino atendiendo a la lógica de la rentabilidad capitalista de las corporaciones que los controlan.
Los niveles de producción no se realizan atendiendo a las necesidades humanas de la población, sino atendiendo a las necesidades del mercado y de la ganancia capitalista.
Despojados de su condición de "bien social" de supervivencia, esos recursos se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación en el mercado, y los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo masivo, sino básicamente por la demanda especulativa en los mercados financieros y agro-energéticos.
Y los gobiernos, al no tener poder de gerenciación sobre sus recursos agroenergéticos se convierten en títeres de las corporaciones que los controlan y que se apoderan de la renta del producido por el trabajo social de esos países.
Este es el escenario que no describen la prensa internacional y sus analistas, o las organizaciones del sistema como la ONU y el Banco Mundial en cuyos informes, pobreza y riqueza marchan por vías paralelas, sin que se retroalimenten a nivel de causa y efecto.
La pirámide de riqueza y pobreza

Mientras el proceso inflacionario-recesivo desatado desde las economías centrales (EEUU y Europa) ya genera hambre, pobreza y devaluación acentuada del poder adquisitivo de las mayorías a escala planetaria, un selecto grupo de mega-empresas y multimillonarios multiplican a escala sideral su activos empresariales y sus fortunas personales.
Son los actores complementarios (los generadores del hambre y la pobreza a escala global) que nunca aparecen en los informes y análisis oficiales que atribuyen las causas de las hambrunas y la marginación social no a la explotación capitalista sino a la "mala administración" de los gobiernos.
Los "súper-ricos", ejecutivos y accionistas de los grupos capitalistas que se reparten el mundo como si fuera un pastel, los que aparecen habitualmente retratados en los ranking del jet set decadente, conforman el resultante final de un proceso de acumulación de riqueza en pocas manos a costa de la crisis mundial y del achicamiento progresivo de la participación de las mayorías en el proceso de reparto de la producción mundial.
Mientras la economía mundial ya ingresó en un proceso inflacionario-recesivo que impacta en la suba de los alimentos y del costo de vida de amplias capas de la sociedad mundial (sobre todo de las más vulnerables y desprotegidas), bancos, empresas trasnacionales, (sobre todo petroleras) registran balances de ganancias descomunales superiores al presupuesto y al PBI de decenas de países de la periferia juntos.
Cuando se refieren a la "crisis social", los periodistas, intelectuales y analistas del sistema hablan en forma abstracta y genérica, sin precisar su impacto (discriminado por sector) en la pirámide social del sistema capitalista a escala global.
Así, por ejemplo, la prensa internacional en los últimos días expresa, con total impunidad (y sin contrainformación masiva) cómo la crisis está "afectando a los más ricos" cuya pirámide está encabezada por los súper millonarios del ranking de la revista Forbes.
Los medios y analistas del sistema (que informan a las sociedades a escala masiva) tienen centrada su "preocupación en las pérdidas de los grandes consorcios empresariales transnacionales, en la reducción de las grandes fortunas de los súper ricos y en la devaluación de los multimillonarios sueldos de los ejecutivos de las metrópolis de EEUU y Europa.
Casi no hay informes (y los que hay son manipulados y reducidos) de cómo la crisis de los países centrales ya impacta en las economías y en las sociedades de los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina, donde se concentra la mayoría del hambre y la pobreza a escala planetaria.

Los medios internacionales sionistas, que esconden sistemáticamente la relación simbiótica pobreza-riqueza (una es consecuencia de la otra) comentaban con "preocupación" como la crisis redujo el selecto club de súper millonarios del ranking Forbes que pasó de 1.125 miembros en 2008 a 793 en 2009.
En el año 2007, 500 multimillonarios sumaban una fortuna de casi tres billones de dólares, una cifra equivalente al presupuesto anual de EEUU, la mayor potencia imperialista del planeta, y a decenas de PBI (producción del pastel) anuales de países dependientes.
Pese a la crisis económica-financiera mundial y la crisis social que genera la suba de precios de los alimentos y de la energía, las riquezas personales en todo el mundo crecieron un 5 por ciento a US$ 109,5 billones, según un informe sobre "riqueza mundial publicado en el 2008 por Boston Consulting Group (BCG).
Para ilustrar el macro-robo capitalista del producido mundial hay que señalar que la cifra acumulada, según el informe, de US$ 109,5 billones de riqueza acumulada en manos de los "millonarios" (con las súper-fortunas en la cima) se aproxima a casi dos veces el PBI mundial (la riqueza anual producida por todos los países) que ronda en los US$ 70 billones.
Pero, para dar una mejor idea de lo que significa, en términos de comparación, esta cifra de US$ 109,5 billones, hay que puntualizar que equivale a casi dos veces y media el PBI anual de EEUU y la Unión Europea, las dos potencias económicas centrales que concentran más del 60% de la producción mundial.
Esa masa increíble de dinero acumulada por una minoría de "población rica" (regida en el vértice de la pirámide por los súper-ricos) es lo que le falta a los más de mil millones de personas que "sobreviven" con un promedio de un dólar diario, según el Banco Mundial y otras instituciones del sistema, y más de tres mil millones que no alcanza a cubrir el parámetro de necesidades básicas, medidas por alimentación, vivienda y salud.
La prensa internacional (del sistema), sus periodistas y comentadores, difunden estas cifras, impresionantes y fantásticas, destilando una rara mezcla entre admiración y envidia por no estar en el lugar de los rankeados, a los que consideran personas tocadas por la "varita mágica" del éxito y el prestigio social.
De esta manera, los diarios, las radios y los canales televisivos ponen el acento de la "noticia" en la disminución de la cifra de la fortuna de los tres sionistas que encabezan el ranking Forbes: Bill Gates, Warren Buffett y Carlos Slim, cuyos patrimonios juntos suman este año US$ 112.000 millones.
Por supuesto que la prensa del sistema no aclara que el presupuesto de US$896 millones que la ONU y el BM destinan para "combatir la pobreza en el mundo" equivale sólo al 0, 8 % de los US$112.000 millones (reunidos en las manos de sólo tres personas).
El Programa para hacer frente a la crisis mundial de alimentos, (GFRP, por sus siglas en inglés) desarrollado por el Banco Mundial no alcanza ni siquiera al 1% de la suma acumulada por los tres capitalistas más ricos, pero esto no es "noticia" para la prensa sionista imperial.
Mientras las potencias capitalistas centrales se concentran en "combatir la pobreza" con un presupuesto de US$ 896 millones, los primeros veinte supermillonarios de la lista Forbes concentran juntos una cifra de más de US$ 400.000 millones.
Esa cifra (en manos de sólo veinte personas) equivale casi al PBI completo de Sudáfrica, la economía central de Africa, cuya producción equivale a un cuarto de la producción total africana.
Mientras 20 súper multimillonarios acumulan una fortuna equivalente a un cuarto de la producción total africana, según la FAO, en el África subsahariana, una de cada tres personas (236 millones en 2007) sufre de desnutrición crónica.
La gran mayoría de las personas desnutridas en el mundo (mil millones) vive en países en desarrollo, según la FAO, y de ellas, el 65 por ciento se concentra en siete países: la India, China, la República Democrática del Congo, Bangladesh, Indonesia, Pakistán y Etiopía. Casi dos tercios (583 millones en 2007) de los hambrientos del mundo viven en Asia.
Como contrapartida (y demostración de lo que produce el capitalismo), esas zonas marcadas por una altísima y creciente concentración de hambre y pobreza, figuran en las estadísticas económicas mundiales como las mayores generadoras de riqueza y rentabilidad empresarial capitalista de los últimos diez años.
Tanto el "milagro asiático" como el "milagro latinoamericano" (del crecimiento económico sin reparto social) se construyeron con mano de obra esclava y con salarios en negro. Esto lleva a que, al caerse el "modelo" por efecto de la crisis recesiva global, el grueso de la crisis social emergente con despidos laborales en masa se vuelque en esas regiones.
Pero de esta cuestión estratégica, vital para la comprensión de la crisis global y de su impacto social masivo en el planeta, la prensa internacional no se ocupa. Los medios locales e internacionales están ocupados en dilucidar la disminución de las fortunas de los ricos y la pérdida de rentabilidad de las empresas.
Y se cumple el axioma de máxima del sistema capitalista: Pobreza y riqueza, son extremos que no se tocan.
Si se tocaran, las mayorías hambrientas comprenderían quién es su verdugo y los ricos perderían su impunidad.

lunes, 20 de julio de 2009

Porqué fue derrocado Zelaya: La trama geopolítica militar del golpe en Honduras

Como sucede en todos los procesos (siempre totalizados e interactivos) del capitalismo transnacional, el golpe hondureño tiene varias lecturas simultáneas, que rozan como siempre planos económicos, políticos, militares y sociales de la trama de la dominación imperial en América Latina. Pero en ese jeroglífico, hay un razón de fondo, un hilo conductor central, que explica el porqué del derrocamiento de Zelaya en Honduras.
Desde el punto de vista geopolítico y militar estratégico, hay una razón central que explica el objetivo del golpe.
Honduras es, para EEUU, un enclave estratégico de primer orden para el control militar regional, que la gerencia de Zelaya "inestabilizaba" permanentemente con su acercamiento al ALBA de Chávez, cuyos presidentes abogan constantemente por el levantamiento de las bases militares de EEUU en la región.
En ese sentido, la trama central del golpe hondureño estuvo orientada a preservar (sin complicaciones) una pieza clave del control militar regional (Honduras) que le sirve a Washington para mantener sus pies y su poder armado sobre las reservas de petróleo, agua y biodiversidad de América Latina.
En esa orientación, el golpe también sirvió como ejemplo para otros gobiernos que intenten en el futuro "sacar los pies del plato" del eje de "satelización militar" impuesto desde el Comando Sur de EEUU.
Ese, sin ninguna duda fue la causa principal del golpe del Pentágono en Honduras, ya que, desde el punto de vista económico, la gerencia de Zelaya no comprometía para nada la continuidad de la línea de depredación capitalista de los bancos y las corporaciones empresariales que actúan en Honduras.
Honduras, una virtual base terrestre del Pentágono en Centroamérica, resulta clave para el trazado militar del control sobre los recursos estratégicos (léase petróleo, minerales, biodiversidad y agua) que le aseguran a EEUU su supervivencia futura como potencia dominante en un planeta donde esos recursos se acaban.
Honduras, resulta esencial para el desarrollo operativo de la guerra contra el "terrorismo", el "narcotráfico" y el "crimen organizado", que legitiman y justifican el despliegue del dispositivo militar regional que EEUU utiliza para mantener bajo su dominio las áreas de los recursos estratégicos desde Centroamérica hasta el Cono Sur.
O sea que, el control militar imperial USA se hace inexplicable y carece de sentido si no se identifica el objetivo económico que conlleva (para qué se hace el control militar).
Zelaya, con sus constante prédicas "antimilitaristas", con su adhesión a las banderas "anti-EEUU" del ALBA de Chávez (aunque solo esgrimidas como demagogia política), complicaba y desestabilizaba la presencia directa del Pentágono en Honduras.
Decisiones futuras, como un pedido de retiro militar de EEUU en Honduras, podrían generarle a Washington algo más que un dolor de cabeza y precipitarle a tomar decisiones mucho más drásticas que la ejecución de un golpe militar institucional que hasta ahora solo ha causado dos muertos y resulta controlable y manejable.
Si bien, desde el punto de vista económico, el eje "chavista" no altera las líneas del control que los bancos y corporaciones capitalistas imperiales ejercen sobre los sistemas económico-productivos, los sistemas financieros y el comercio exterior de América Latina, su discurso político institucional "anti-EEUU" impacta negativamente en la estrategia del control militar de Washington en la región.
El discurso político y mediático "chavista" (imitado por todos los presidentes "izquierdistas") pivotea constantemente sobre la "presencia militar" de EEUU en la región que Washington intenta que pase lo más "desapercibida" posible mientras simula respetar el "orden constitucional" y la "soberanía" de los países.
Precisamente, esa es la base funcional del dominio de EEUU con el "sistema democrático" en América Latina: Respetar formalmente el funcionamiento de "gobiernos democráticos y soberanos", y controlarlos efectivamente por medio del poder económico y militar.
En ese escenario, y curiosamente, el mayor perjuicio que causa Chávez a EEUU no es económico, sino político militar.
Así como Chávez y el bloque de presidentes "izquierdistas" mantienen intactas las estructuras del sistema capitalista en sus respectivos países, sus operaciones políticas y decisiones institucionales promueven adhesiones y nuevas "rebeliones" en el conjunto de las gerencias políticas de Washington en la región.
En ese juego, tras el derrocamiento de Zelaya, Washington debió resignarse a que la OEA (su "Ministerio de Colonias") sirviera de herramienta institucional a los "chavistas" para su intento fracasado de reinstalar a Zelaya en Honduras.
Para mantener la fachada del dominio con el "sistema democrático" Washington (que controla militarmente a América Latina por aire, por mar y por tierra) debe respetar formalmente las decisiones "autónomas" de los gobiernos de la región.
Por ejemplo, ante la decisión del gobierno de Rafael Correa de romper sus acuerdos militares y de retirar de Ecuador la base militar de EEUU, Washington (que en otros tiempos hubiera derrocado a Correa con un golpe militar) debe "respetar la decisión democrática" y retirar sus enclaves armados de ese país.
O sea que, dentro de la estrategia de control con el poder blando de la "democracia", el principal Talón de Aquiles de Washington se encuentra en la imposibilidad de reprimir abiertamente los movimientos desestabilizadores contra su aparato de dominación militar.
En esa orientación, el derrocamiento de Zelaya por un golpe de Estado, además de preservar un enclave militar estratégico clave, actúa como advertencia para otras administraciones regionales que intenten salirse de la órbita de las decisiones políticas y militares de Washington.
Los republicanos -según The Washington Post- plantearon en el Congreso que, si se toleraba que Zelaya impulsara un pedido de levantamiento del enclave militar USA en Honduras, se hubiera sentado un peligroso precedente para que otros gobiernos hicieran lo mismo con las bases militares desplegadas desde América Central hasta el Cono Sur.
Pero hay otro agregado: El golpe militar institucional en Honduras sienta el primer precedente de la "democracia blindada" en América Latina.

Nuevo ensayo experimental de dominio

En cuando a las características del derrocamiento de Zelaya, en Honduras no hubo un golpe militar tradicional donde los militares ocupan los espacios administrativos que antes ocupaban los políticos dentro del orden institucional.
Los militares hondureños no ejecutaron un golpe castrense para asumir todo el poder, no crearon una junta de comandantes para manejar el país, sino que tomaron el control de las calles obedeciendo ordenes del poder civil golpista.
Puede decirse en todo caso que los militares no se apoderaron del poder, sino que se convirtieron en guardianes armados del golpe constitucional que derrocó a a Zelaya.
Este detalle es fundamental para entender las nuevas señales que se emitieron en Honduras.
El derrocamiento de Zelaya implica un nuevo experimento en América Latina conformado por la conjunción del poder civil y del poder militar para cambiar a un presidente, sin romper el orden constitucional.
Se trata de lo que las usinas del poder norteamericano definen como "democracia blindada" en América Latina, donde las fuerzas armadas adquieren un nuevo rol represivo obedeciendo órdenes del poder político.
Los think tank o tanques de pensamiento norteamericanos estudian desde hace mucho tiempo alternativas de "gobernabilidad" (control político y social) proyectadas para futuros escenarios de crisis en el marco de la debacle económica global.
Las consideraciones se basamentan en la neutralización de un posible "efecto dominó" regional de las huelgas y conflictos sociales que comenzarán a desarrollarse como consecuencia de la recesión económica y los conflictos laborales.
En ese escenario se plantea un cuadro creciente de "perdida de gobernabilidad" de los gobiernos y un requerimiento del uso de la fuerza militar para evitar el desmadre de los conflictos y neutralizar posibles "focos subversivos" que se monten en los mismos, según los sostenedores de la estrategia de control político y social con la "democracia blindada"
En relación con la antigua doctrina predominante de los golpes de Estado militar (la "doctrina de seguridad nacional"), la "democracia blindada" es una instancia perfeccionada y corregida de control militar sin romper el orden constitucional.
Dicho de otra manera, en situaciones de crisis (como la que se proyecta con la recesión económica) la democracia se "blinda" (utiliza el poder militar represivo) manteniendo toda la fachada de la "gobernabilidad" constitucional y preservando la vigencia del orden que se basa en las "libertades públicas" y el sistema electivo democrático.
Lo que está sucediendo en Honduras, al margen de la estrategia y del objetivo central del golpe contra Zelaya, es un modelo experimental de "democracia blindada" ensayada en el ámbito latinoamericano.
La "democracia blindada", como señalan los expertos, es una síntesis gerencial político militar conjugada dentro de una nueva estrategia de control político y social orientado a preservar el sistema de dominio imperial capitalista en América Latina.

lunes, 6 de julio de 2009

"Mientras EEUU no rompa relaciones y les retire el apoyo, los golpistas masacradores no se irán"

En entrevista con Yvke Mundial Petras exije un pronunciamiento inmediato del presidente de EEUU, "que hasta ahora ha jugado un papel vergonzoso"
"Mientras los golpistas masacradores sigan pensando que Washington va a seguir dando apoyo económico y diplomático o manteniendo relaciones, ellos no van a renunciar".
Estamos frente a una masacre, un acto de terrorismo de Estado. Esperamos escuchar la voz del presidente norteamericano, que hasta ahora ha jugado un papel vergonzoso frente a los golpistas. Esperamos que por fin declare el golpe ilegal y condene a los golpistas, así como que corte la ayuda norteamericana y rompa relaciones con un gobierno masacrador, pero todavía no hemos recibido ningún anuncio de la Casa Blanca ni de la cancillera, Hillary Clinton. El pueblo aquí, particularmente las comunidades latinoamericanas están muy indignados con este presidente, supuestamente representante de los grupos afroamericanos, latinoamericanos y las clases populares".
Hoy en la rueda de prensa del gobierno de facto se veía cierta desesperación por ser reconocidos por algún gobierno. Sin embargo, esta actitud beligerante y la represión salvaje del pueblo que esperaba en el aeropuerto a su presidente legítimo no parece mostrar a un gobierno que esté absolutamente aislado. ¿Cuando se refiere al papel indignante del gobierno estadounidense es porque cree que existe apoyo del gobierno de Estados Unidos a este golpe de Estado?
"Bueno, por lo menos veamos los indicadores concretos. Primero, el embajador norteamericano sigue allá. Segundo, los generales, mayores y coroneles estadounidenses estacionados en la base de Honduras siguen en contacto con los asesinos como si fuera una cosa rutinaria. Todavía el presidente norteamericano no ha definido las acciones en Honduras como un golpe de Estado ni ha roto relaciones ni ha cortado la ayuda. Mientras los golpistas masacradores sigan pensando que Washington va a seguir dando apoyo económico y diplomático o manteniendo relaciones, ellos no van a renunciar".

Perú, un TLC agresivo

Mucho antes de que el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Perú y Estados Unidos entrara en vigor, el presidente Alan García sabía que para cumplir con los acápites establecidos en ese convenio, los enfrentamientos con el pueblo ocurrirían en calles, campos y selvas peruanas.
García desde que llegó al poder en 2006 visitó Estados Unidos para convencer a congresistas que se oponían al convenio y le pidió al ex presidente estadounidense, George W. Bush que lo firmara antes de salir de la Casa Blanca. Esos esfuerzos fueron recompensados y el Tratado entró en vigor el pasado primero de febrero.
En Washington Alan dijo en una de sus visitas a los representantes y senadores que “un eventual veto sería una mala noticia para el pueblo peruano porque las corporaciones norteamericanas llevarán prosperidad a los pobres de la sierra, convirtiéndola en la Sierra Exportadora”.
Las protestas obreras y campesinas se convirtieron en hechos consuetudinarios en el país desde que los gobiernos de turno comenzaron a aplicar las recetas neoliberales y de privatizaciones impuestas por Estados Unidos mediante el Fondo Monetario Internacional (FMI y el Banco Mundial (BM).
En el 2008, el gobierno debió enfrentar numerosos bloqueos de carreteras, marchas y paros nacionales contra el alto costo de la vida, por una mejor distribución de la riqueza en el país y en oposición a la política económica presidencial.
Mario Huamán, uno de los principales líderes sindicales ha puntualizado en varias ocasiones que las protestas se realizan debido a que durante los últimos siete años el Producto Interno Bruto (PIB) del país ha crecido, pero “las ganancias van solo a las manos de los ricos y de las transnacionales.”
Las tensiones alcanzaron su clímax el pasado 5 de junio cuando la policía nacional arremetió contra indígenas awajún y wampi en la ciudad nororiental de Bagua, que habían bloqueado carreteras en rechazo a una serie de decretos gubernamentales que entregaban vastos sectores de la Amazonía a corporaciones extranjeras, en correspondencia con los acuerdos del TLC.
Los excesos policiales dejaron un saldo de alrededor de 40 indígenas muertos y decenas de desaparecidos. Ante la magnitud de los hechos, el gobierno se vio obligado a revocar la impopular medida
Asimismo, en las últimas semanas estuvieron paralizadas las ciudades de Andahuaylas, en Apurímac, y Sicuani, en Cusco (a 950 y 1,100 kilómetros al sudeste de Lima respectivamente), y los departamentos de Junin en los Andes Centrales. Sus pobladores exigen al gobierno atención a sus demandas económicas y sociales.
Para contrarrestar los paros y cortes de carreteras, el gobierno ordenó al ejército controlar la situación por cualquier medio, pues hasta la mina “estadounidense” Doe Run, en La Oroya, Junin, se ha visto afectada al detener sus 3 500 obreros las tareas, situación completamente prohibida en los acápites del TLC.
Tras la firma del Tratado el 20 de diciembre de 2007, el Congreso del país andino otorgó facultades legislativas al Ejecutivo para modificar 60 normas (exigidas por Washington) que debían ser corregidas para implementarlo.
Uno de los requerimientos era ratificar sin enmiendas el capítulo 10 del TLC que posibilita a las compañías estadounidenses proceder legalmente contra el gobierno peruano y exigir compensaciones extraordinarias, en caso de que se promulguen leyes que atenten contra sus intereses económicos. De esa forma, ni obreros ni autoridades peruanas tienen potestad para reclamar ante cualquier exceso o arbitrariedades cometidas por compañías transnacionales.
Alan García en sus comparecencias afirma que los inversionistas extranjeros han contribuido a que la economía haya tenido altos crecimientos en los últimos años.
Los datos reales contradicen ese discordante empuje económico pues el nivel de pobreza sobrepasa el 70 % de los 28 millones de habitantes. En las regiones sureñas de Huancavelica, Ayacucho, Puno y Apurimac, las cifras alcanzan entre 88,7 % a 74,8 %, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática. Asimismo, el 60 % de la población está desempleada o subempleada y no cuenta con ningún tipo de seguro social, por tanto no tiene derecho a retiro, atención sanitaria o educación.
El TLC conlleva mayores perjuicios para Lima que la Ley de Promoción Comercial y Erradicación de la Droga en los Andes (ATPDEA, por sus siglas en inglés) impuesta por Washington y que ya ofrecía amplias garantías a los inversores extranjeros. Ese mecanismo permite a los países andinos exportar sus mercancías (principalmente materias primas) al mercado norteamericano.
Según la economista peruana Ariela Ruiz, los “beneficiarios” del ATPDEA deben cumplir estrictos requerimientos como son que el país receptor no tenga un sistema comunista y que no haya nacionalizado o expropiado bienes de inversionistas o de ciudadanos norteamericanos.
Además, no puede haber desconocido decisiones de arbitraje a favor de ciudadanos de Estados Unidos; respetar los derechos de propiedad intelectual de las naciones desarrolladas; cumplir los lineamientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC); cooperar en el desarrollo de acuerdos de libre comercio, tener certificado un plan antinarcóticos y apoyar a Washington en la lucha contra el terrorismo, entre otros.
El TLC refuerza las restricciones del ATPDEA al no poder Perú acudir a tribunales nacionales cuando se presenten diferencias, mientras que en las cortes internacionales las disputas son inapelables, las audiencias casi siempre son secretas y Estados Unidos puede ser demandado pero sin reclamos a los inversionistas.
Pese a que Washington otorga millonarios subsidios a sus agricultores con el consecuente abaratamiento de los productos, el primero de febrero de 2009 se eliminaron los aranceles a dos tercios de las exportaciones agrícolas (y mercantiles) de Estados Unidos a Perú y en 15 años no existirán barreras arancelarias.
Las medidas ponen en crisis a la agricultura peruana que se dedica principalmente a monocultivos manuales, sin recursos financieros para comprar fertilizantes o implementos agrícolas que le permitan competir con los productores estadounidenses. La mayoría de las fábricas nacionales tampoco sobrevivirán.
El 22 % de la población peruana vive de la agricultura, en especial los productores de maíz, sorgo, mijo, arroz, trigo, algodón y azúcar y por tanto se condena a la quiebra segura al 97 % del sector agrario nacional".
Al abrirse todos los sectores al capital extranjero, escenarios similares ocurrirán en los servicios de salud, electricidad, teléfono, agua, educación, medio ambiente y otros.
El ex presidente Alejandro Toledo y su actual sucesor siempre se negaron a que el TLC se llevara a consulta nacional. Al conocer la peyorativa magnitud del Tratado, el pueblo sale a las calles para reclamar sus derechos, cosa que conocía de antemano Alan García.